El parto y el nacimiento son eventos trascendentales, profundos y únicos en la vida de una mujer y, al mismo tiempo, procesos fisiológicos complejos.
El parto es la culminación del embarazo, ese maravilloso proceso que durante 270 días ha transformado nuestra vida y nos conduce a la maternidad. Durante el parto, el bebé sale del útero de su madre e inicia la vida fuera de ella, en un ambiente muy diferente y para el cual se ha preparado de manera especial en las últimas semanas de gestación.
El deseo de que el parto culmine con el nacimiento de una criatura sana, sin afectar la salud de la madre, ha propiciado la institucionalización de los partos dejando el hogar donde se realizaban anteriormente, trasladándolo al hospital bajo supervición médica, y que se realicen intervenciones médicas y quirúrgicas sin disponer de la suficiente evidencia sobre su seguridad y eficacia.
De esta forma, en las ultimas décadas, hemos sido testigos de innumerables practicas ideadas para iniciar, aumentar, acelerar, regular o monitorizar el proceso del parto, con el propósito de mejorar el desenlace para las madres y sus hijos, habiendo llegado a convertirse en prácticas habituales y rutinarias generalizadas, incluso en partos de mujeres sanas sin complicaciones.
Ese deseo de garantizar los mejores resultados, ha dificultado el que se prestara la necesaria atención a la importancia que el proceso del parto tiene en la vida de la mujer, en su bienestar emocional y adaptación a la maternidad, así como en el establecimiento del vinculo con su hijo o hija, en el éxito de la lactancia, en el estilo de crianza y en el desarrollo posterior de los niños.
Afortunadamente, hoy sabemos que con la atención y apoyo adecuados, la mayoría de las mujeres sanas pueden dar a luz con un mínimo de procedimientos médicos sin poner en riesgo la seguridad del proceso. Para ello es necesario que las mujeres recuperen la confianza en sus posibilidades de afrontar el parto y que los profesionales comprendan cuales son las necesidades básicas de las mujeres durante este proceso fisiológico (seguridad, tranquilidad, privacidad, etc.) y ofrezcan una atención diferente que satisfaga a las mujeres, garantizando su seguridad y la del bebe.
También, somos cada vez más conscientes de que el parto es un acontecimiento trascendental en la vida de las mujeres y de que el tipo de atención que se les preste tiene importantes efectos en ellas y en sus hijos e hijas, tanto físicos como emocionales, a corto y a largo plazo, en particular en el caso de aquellas que consideran fundamental ser protagonistas de su propio parto
Felizmente, la medicina basada en la evidencia, ha puesto de manifiesto que la adopción de toda una serie de intervenciones que se han revelado inútiles, inoportunas, inapropiadas y/o innecesarias, ha constituido un grave error en el que se ha incurrido al tratar de mejorar los servicios de maternidad.
Hoy en día, somos testigos de la transformación del sistema sanitario en búsqueda de lograr partos menos intervenidos, más humanos y adecuados para la biología de la mujer y su hijo. El resultado es un inicio de la maternidad repleto de oportunidades para el bebé y gratas experiencias para la madre.
Fuente: Recommendations: intrapartum care for a positive childbirth experience. World Health Organization 2018